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martes, 7 de febrero de 2012

OPINION

Así opina Paco Villalta en el diario Local Lineadigital:

No subirán al escenario del teatro… ¿Tropezaron con un bordillo?
Desde el Dios Baco, sus famosas bacanales y la liberación del ser normal mediante la locura, el éxtasis y el vino –sus tajás debieron ser fastuosas-, al Dios Momo, personificación del sarcasmo, las burlas y la fina ironía; desde las Saturnales y las Lupercales del mundo antiguo al Carnaval de nuestros días, son estas fechas las de la libertad y la “poca vergüenza”, el desenfado y las más alegres, y a veces agrias críticas, al que manda, al orden establecido.
Si famosos han sido y son los Carnavales de Río (Brasil), Oruro (Bolivia), Venecia (Italia), Barranquilla (Colombia), Las Palmas y Santa Cruz (Canarias), Veracruz y Mazatlán (México) … indudablemente los mejores del mundo mundial son los de Cái, los nuestros.
Y con los de Cái ni Franco pudo, por mucho que quisieran los del régimen intitularlos “Fiestas Típicas Gaditanas” y quitarle “jierro” a su chispa, doble sentido, críticas y lo de esconderse tras un disfraz.
Son las fiestas de la libertad por excelencia… ¡si hasta los esclavos hacían de señores y éstos de dóciles tiranizados, sumisos y atados, por estas fechas!
Y a aguantar, por Carnaval, la rebelión crítica e incruenta de los antes sumisos del siempre sufrido pueblo.
Hace años – y ellos saben que yo los entiendo muy bien- los de la chirigota de Pepe Torres decidieron no participar más en certámenes o concursos ¿pá qué?
El Carnaval de verás, el auténtico, está en las calles.
Cuando el genuino Carnaval es crítica e ironía, sátira y retintín, mal se puede instalar en un escenario oficial y atenerse a tanta regla. El Carnaval es, precisamente, la negación de las reglas por unos días.
Por eso entendí tan bien que los de Pepe Torres se salieran de los concursos; en los que tan a menudo fueran maltratados.
Pero… esto no obsta para que se hayan ofrecido para cantar de manera gratuita y desinteresada, fuera de concurso, en el Florida, en La Velada o el Palacio.
En Algeciras lo aceptaron de inmediato, dada la categoría y bien hacer de esta chirigota linense, con treinta años de experiencia y éxitos. En La Velada y el Palacio de La Línea no estarán.
Y, dirán ustedes, ¿Por qué? Pues al parecer tropezaron… con un bordillo.
Este año su tipo va de cubanos que llegan a La Línea buscando libertad y trabajo… y terminan sacando cartones de Gibraltar. Cantan de maravilla, tienen un ritmo sensacional, sus alegres críticas son geniales… pero, sobre todo, se lo pasan en grande: antes, durante y después del Carnaval. Y nos lo hacen pasar en grande a los demás, que es lo suyo en Carnaval.
“Cha cha chá/ que rico cha cha chá.
Cho, cho chó/más rico está el cho chó”
“La Alcaldesa en estos 10 meses/ha hecho cosas por esta ciudad.
De momento ha quitao el bordillo/que puso Alejandro pa entrá en Gibraltá”
“Y además de quitar el bordillo/y no sé cuántas cosas más,
de momento ha quitao el bordillo/ ha quitao el bordillo pa entrá en Gibraltá”
“Pero no sólo ha quitao el bordillo/ qué ha quitao el bordillo también,
Lo importante es que ha quitao el bordillo/ el bordillo, mira qué bien”
“Cha, cha chá…”
Y no van a cantar en los teatros linenses, a pesar de haberse ofrecido… ¿sospechoso, no?
Los del Carnaval Oficial (horrible y desafortunada expresión cuando del Carnaval se trata) les dicen que no pueden cantar porque sólo lo pueden hacer los que vayan a entrar en concurso.
En Algeciras, Estepona, San Roque o San Serenín del Monte sí que podrán hacerlo fuera de concurso… ¿en La Línea no?
Sospechoso, muy sospechoso se me antoja.
Y es que los bordillos tienen guasa. Tropezar es muy fácil.

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