Creía que había pasado un tiempo aceptable para poder escribir esto pero la verdad es que no sé como empezar esta entrada. No encuentro la manera de darle forma para no llegar a caer en la típica despedida melancólica de lagrimita fácil u homenaje simplón que se le hace a un amigo que se va sin hacer ruido. Lo único que sé, es que una guitarra se ha quedado huérfana, sola, triste y sin ganas de sonar. Nadie como él le sacará los acordes que tiene escondidos en su interior, en su corazón… Sé que está triste porque no quiere salir de su casa de tela. Sé que no quiere salir porque ya no está la persona que mejor la conocía y la trataba. Juan se ha ido sin ella y ella sin Juan no es nada.
Y al igual que esa guitarra, también estamos tristes un grupo al que Juan perteneció hace algunos años. Un grupo de amigos que seguimos estando gracias a gente como él, ya que formó parte de ese nuevo proyecto que ha originado lo que hoy somos, por eso desde este rincón, desde esta ventanita que os ofrecemos a todos, no podíamos olvidarnos de una persona que puso su granito de arena para tener lo que hoy tenemos. Juan, estés donde estés, que sepas que una parte de ti siempre estará con nosotros.
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